MIÉRCOLES DE CENIZA. Con la simbología bíblica del número cuarenta, se nos invita a realizar un camino que tiene como destino la Pascua. Decisión y audacia para atravesar un desierto que es más lugar biográfico que geográfico, porque el viaje más importante y decisivo se realiza en el interior de uno mismo. Como dice el papa Francisco, "se nos ofrece la medicina a veces amarga de la verdad" con el dulce remedio de la oración (para descubrir las mentiras y autoengaños y afianzarnos en la verdad de Dios), la limosna (para liberarnos de la avidez y hacer sitio a los demás) y el ayuno (para desarmarnos de cualquier violencia y sentir hambre de la bondad y sed de la vida de Dios). Cuarenta días de camino interior para escuchar a Aquél que nos lleva al desierto para hablarnos al corazón (0seas 2, 14). Merece la pena este "viaje" que es gratuito, pero no barato...
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