Cuaresma es tiempo para desenmascarar, sacar brillo, soplar las brasas escondidas en la ceniza… Es camino a recorrer –cuarentena de días- que atraviesa la geografía interior de la persona. Es desierto -más biográfico que geográfico- en el que manda el silencio y aparecen las voces escondidas de la conciencia y las manos tendidas de las ayudas y posibilidades. El miércoles comenzó la cuaresma con el rito de la ceniza. Hay una mano tendida invitándonos a una aventura prodigiosa con trayecto fascinante y destino sublime. No perdamos este tren…
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